Hace 12.000 años, entre el río Itata y la isla grande de Chiloé, ya existían grupos humanos adaptados a las condiciones ambientales que eran muy diferentes a las de hoy. Sus recursos alimenticios estaban constituidos por mastodontes y otros grandes herbívoros, los que eran cazados con lanzas provistas de puntas de proyectiles de piedra.

Hace 7000 años, el clima cambió y las especies animales ya son similares a las actuales, el paisaje se compone de grandes lagunas al pie de la cordillera de los Andes y entre la cordillera de la costa y el mar con extensos bosques lo que posibilita la ocupación humana de nuevos espacios. Los pocos datos arqueológicos de esta región, nos dicen que cohabitaban dos tradiciones de cazadores, una ubicada en el valle central que cazaba guanacos y recolectaba productos del bosque y otra que ocupaba la costa, cazaba aves y lobos marinos, pescaba y recolectaba mariscos.

A partir del 100 d.C., entre los ríos Bío Bío y Bueno se estableció un pueblo, que los arqueólogos han denominado Pitrén, el cual conocía muy bien la tecnología cerámica y practicaba la horticultura, además de seguir cazando y recolectando los recursos del bosque y el litoral.

Hacia el 200 d.C., entre los ríos Bío Bío y Toltén se asentaba otro grupo llamado El Vergel que se reconoce por la práctica de enterrar a sus difuntos en grandes urnas de cerámica. Ambas comunidades coexisten y se desarrollan hasta la conquista hispana.

Alrededor del año 1500 d.C. los Incas trataron de dominar a los indígenas de esta área, pero no lograron doblegarlos y les llamaron purun aucas o indios aucas, que en lengua quechua significa rebeldes. Más tarde al enfrentarse a los españoles, ellos les denominaron Araucanos, por vivir en el territorio de Arauco. Tampoco lograron dominarlos, lucharon fieramente y conservaron su autonomía por casi 300 años. Hoy los mapuches,cuyo nombre significa "gente de la tierra", como ellos mismos se denominan, a pesar de las influencias foráneas, conservan sus tradiciones culturales, su idioma y su religión, proyectándose hacia el futuro como parte fundamental de nuestra identidad.